49 comentarios en “«¡Ay mísero de mí, ay, infelice!», monólogo de la primera jornada de La vida es sueño.

    • Hola Sara:

      Me ha llegado tu comentario a propósito de un comentario de La vida es sueño. Te lo agradezco, pero no entiendo bien a qué te refieres. En el comentario ya hay una conclusión. En fin, mándame todos los comentarios que quieras, casi nadie lo hace…

      Un saludo.

  1. No me canso de leer este monólogo y encontrar en el cosas nuevas cada vez. Mis felicitaciones al análisis que se efectua. Maravilloso

  2. Fantástico comentario de uno de los fragmentos más represenativos de esta fantàstica muestra del teatro español. Gracias por compartirlo
    Un saludo,

  3. Gracias, Alberto, por tu ayuda a las personas indagadoras, tu análisis es muy ilustrativo, nos orienta muy bien para entender el monólogo.
    Gracias, muchas gracias.

  4. Muchas gracias, soy una alumna francesa y he estudiado este texto en clase pero no teníamos bastante de tiempo para estudiarlo de manera detallada! Debo decir que con tu comentario, estoy encantada! Es muy generoso de compartir tu trabajo! De nuevo muchas gracias!

    • Ma chère Pauline,

      Que je suis heureux de lire tes mots, tellement flatteurs et sans doute exagérés! Il était un plaisir pour moi d’écrire ce modeste commentaire et de le partager, et je t’en souhaite autant pour tes études. Merci et à bientôt, peut-être.

  5. Hola Alberto
    Te vi, te leí y te entendí;/y gracias a ti comprendí:/que soñar es a vivir/como vivir es a soñar.

    Muestras un verdadero conocimiento del idioma, del análisis poético, de los diferentes nombres usados para clasificar el lenguaje literario. En fin un desplante de sabiduría que una persona como yo lo deja con ‘la boca abierta’.

    Pero eso no es todo, me gusta tu estilo detallado y la profundidad de tu análisis –rasgos estos difíciles de encontrar por el camino.

    Nada que decir de Don Pedro: “El Calderón” no solamente de la ‘Barca’ sino del ‘Transatlántico -Titanic-. Tocando un de mis temas favoritos: el destino y el libre albedrio. ¡Cómo me gustaría poder ir al teatro a gozar de su “Sueño”!

    Gracias de verdad y mis felicitaciones a tus pies.

    Un abrazo de amigo
    ToTTó

  6. Hola! Me has ayudado mucho, pero me podrías decir que figuras literarias (anáfora, hipérbole, símil… por ejemplo) hay en la obra en los 2 primeros versos. Mil gracias 🙂

  7. Tengo la impresión (si la memoria no me falla) que hay un error ortográfico en el verso 170: el término que figura en la obra es exención… no exepción. Recuerdo haber consultado el término directamente del libro.

  8. Buenos días
    Estoy adentrándome en el mundo de la literartura y quiero expresarte mi agradecimiento a tu forma de escribir y tu humildad en todos tus comentarios posteriores.
    Eres grande, un saludo.

  9. Hola,
    Sinceramente quedé muy impresionada sobre este análisis. Te felicito y te agradezco por la ayuda, siempre me ha gustado esta obra pero gracias a tu trabajo he podido comprenderla mejor y sobretodo «ir más allá» y no quedarme en la simple lectura. Buen trabajo, completo y sencillo. Mil gracias!

  10. Pingback: El Cruce De Las Vías Opticas | antoniadis 9

  11. Que gran análisis, me has mostrado muchas figuras y otras cuestiones en las que tenia dudas, gracias por el inmenso esfuerzo que supone elaborar semejante trabajo. Saludos

  12. El soliloqjo de Segismundo y, más concretamente, la conclusión de que «el delito mayor el hombre es haber nacido», ha supuesto para mi una cotidiana reflexión acerca de lo injustificable de la existencia humana. El nacer no es un delito individual y uno se pregunta constantemente por qué sentirse responsable de sus actos y de sus equivocaciones o actos pecaminosos, si no le he pedido a nadie nacer. Soy, en cierto modo, responsable del nacimiento de mis hijos, pero no del mío propio. Y mis hijos no sot tampoco responsables de su venida al mundo. (La discusión del aborto tienen cierto arraigo en esta situación)
    En esta fábula calderoniana se explica e incluso se justifica , a mi juicio, la blasfemia, tan frecuente en el uso vulgar, diario, del lenguaje en España, ese constante «Me cago en Dios» que se ha hecho habitual en las culturas regionales (el país Vasco, por ejemplo). La blasfemia está considerada como un pecado gravísimo insultar o despreciar a Dios es el más grave pecado en la teología cristiana y el catecismo que aprendemos en la escuela. Y el suicidio tiene, con frecuencia, su fundamento en esa desesperada situación en la que caen los individuos, a veces por falta de reflexión, pero muy a menudo por razones que le son totalmente ajenas. Y la enfermedad que conlleva el fallecimiento normal (no ya el suicidio) encaja en esa situación de la vida humana. Cabe preguntarse que se mueve en el cerebro de los animales que (sin ser racionales) ni siquiera pueden plantearse la reflexión de Segismundo.
    Es posible sostener que no existe una justificación del ateismo o duda de la existencia de Dios, pero la creencia religiosa es del mismo carácter, siempre que distingamos entre creer y saber con certeza. El saber lógico y científico es refutable y controvertible, pero el dogma religioso es una imposición racionalmente indiscutible. Y la conducta humana es a veces totalmente deliberable y libre de ser aceptada, pero los acontecimientos que la enmarcan y condicionan diariamente quedan, en gran parte, fuera del alcance de nuestra voluntad y decisión. Es fácil hablar de racionalidad humana, pero imposible de desprenderla de su carácter relativista.

    • Hoy se considera incorrecto o al menos marcado como variación diastrática (es decir, que quedas «como de pueblo» si lo dices). Sin embargo, hay que tener en cuenta que la lengua ha evolucionado desde la época de Calderón y que entonces no había academias ni normas claras.

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