«Civilización y barbarie» en Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.

Rómulo Gallegos apenas había pisado el campo venezolano cuando comenzó a escribir Doña Bárbara. Ocho días le bastaron para ser considerado el gran conocedor del llano y entrar en la historia de las letras americanas. Es uno de los más altos ejemplos de intelectual americano completo: ejerció su magisterio en la literatura, con una obra de vocación americanista y pedagógica, y en la política, como Presidente de la República en 1947.

Gallegos (segundo por la izquierda) toma posesión como Presidente de la República

Gallegos (segundo por la izquierda) toma posesión como Presidente de la República (www.geocities.com)

El autor plantea en esta novela un conflicto intelectual recurrente en la literatura hispanoamericana: la antinomia «civilización frente a barbarie», cuya génesis tiene lugar en la vida política y literaria argentina. El primer autor notable que contrapone estos elementos es Esteban Echeverría en La cautiva (1837) y El matadero (1839), si bien no de manera explícita. El debate se acrisoló con Facundo, la obra de Domingo Sarmiento. La oposición se convierte en el tema central de la obra y el que cohesiona las ideas del autor: la pampa y la vida de gaucho como obstáculo para el progreso material y espiritual de Argentina, el problema de la inmensidad del campo, la falta de una educación generalizada, la influencia perniciosa del hombre rural en su estado primigenio, la inmigración europea como método para diluir la fuerza bestial del gaucho. Años después, José Hernández respondió a esta obra con Martín Fierro, considerado por la crítica como el gran canto de la literatura argentina. Según Hernández, acabar con el gaucho, como propone Sarmiento, significa eliminar un componente social e histórico esencial en Argentina, amén de constituir un error y una injusticia para quienes lucharon por la independencia de la República contra los españoles.

En el siglo XIX, las disputas locales entre federales y unionistas, el tratamiento del gaucho, quedan superados y la oposición «civilización frente a barbarie» progresa hasta convertirse en una cuestión panamericana en lo político y universal en lo humano. La literatura romántica cultiva esta lucha entre el hombre y la naturaleza de un modo peculiar. En María, del colombiano Jorge Isaacs, el campo no es la fuerza destructora (Efraín y su padre están educados en Bogotá y Europa) sino las políticas liberales establecidas en la capital. La vida moderna es la verdadera amenaza del modo de vida rural de la hacienda «El Paraíso», garante del impulso bienhechor del orden y la educación. Esta sociedad idealizada se sustenta en la preeminencia de la familia blanca propietaria, que protege paternalmente a los indios evangelizados.

La importancia de la religión en este enfrentamiento es central en Cumandá, del escritor ecuatoriano José León Mera. La civilización es aquí el catolicismo, representado por un Fray Domingo de Orozco redimido de su viciosa juventud, y por el candor de los indios bautizados, frente a la maldad indómita del indio pagano.

Entre 1920 y 1940 tuvo su auge la corriente llamada «mundonovista». En estas novelas, la pampa, el llano o la selva son protagonistas gracias a su fuerza telúrica, capaz de subyugar al extrajero y de destruir su dignidad, su vida y su hacienda. Las novelas que produce esta corriente poseen una inclinación americanista, aunque las mejores alcanzan índole universal gracias al tratamiento de temas como la nostalgia por la tierra, la brutalidad del hombre salvaje o el valor de la educación. Nos referimos a La vorágine, del colombiano José Eustasio Rivera, a Don Segundo Sombra del argentino Ricardo Güiraldes y a Doña Barbara1.

Los autores de este movimiento, siguiendo la proclividad americanista antes mencionada, retoman la oposición «civilización y barbarie» y los conflictos que genera como eje de la identidad nacional, que desean realzar. En el caso de Gallegos, lo peculiar es que no se inclina por una de las dos tendencias, sino que pretende conciliar ambas: el ímpetu natural del campo no debe desaparecer, mas doblegarse al equilibrio urbano. Este equilibrio, por su parte, debe atemperarse en contacto con el llano, puesto que su hegemonía absoluta sería también destructora.

Los personajes, por su parte, no son los estereotipos característicos de la novela romántica y también reflejan la unión de ambas tendencias. Veremos, a continuación, por qué Santos Luzardo no es Efraín o Carlos, y en qué consiste la complejidad de Marisela, superior a la de María o Cumandá. Doña Bárbara no es una novela moderna (léase el final del primer capítulo), pero la elaboración de los personajes refleja y anuncia el avance incontestable de la literatura hispanoamericana en el siglo XX.

Doña Bárbara es epítome en la novela de las tendencias bestiales y sobrenaturales del llano. Es evidente el simbolismo de su nombre, así como el de su hacienda, «El miedo» y el de su pérfido secuaz Mr. Danger. Su sensualidad bravía se aprecia en los elocuentes «devoradora de hombres», «esfinge de la sabana» con que el autor encabeza algunos capítulos. Su perturbadora belleza, su ambición sin mesura, su odio aquilatado hacia los hombres y su supuesta relación con el demonio la convierten en una figura pavorosa. Lorenzo Barquero y los otros hombres humillados y aniquilados por la mujer acreditan esta pasión volcánica, destructora.

La actriz mexicana María Félix como Doña Bárbara

La actriz mexicana María Félix como Doña Bárbara (www.elnuevocojo.com)

A su alrededor, otros personajes son prolongaciones de su iniquidad: el citado Mr Danger, ño Pernalete, la corrupta autoridad política que ampara los desafueros perpetrados en «El miedo» y los hatos limítrofes2 o Lorenzo Barquero, aviso del destino que le espera a quien se deje seducir por la mujer. Los empleados del hato son los personajes más planos. Destaca el Brujeador, cuyos poderes sobrenaturales nacen del arcano Apure. Tanto él como la jefa de «El miedo» utilizan estas fuerzas insondables para imponer el terror y procurarse la reverencia de los habitantes de la región.

Sin embargo, quedan en ella rastros de bondad y amor verdaderos, que evocan lo que pudo ser su vida si Asdrúbal no hubiera sido muerto. Esta tendencia se revela en la tercera parte, cuando se ve a sí misma en su hija Marisela. La redención final, la cesión de lo robado a sus propietarios legítimos y la vuelta de todo a su cauce natural representan la victoria última de Santos sobre la fuerza destructora del llano.

El nombre del protagonista masculino simboliza este enfrentamiento entre fuerzas opuestas (santidad, luz y ardor) que se hayan en su interior, pero armonizadas. Santos Luzardo, último de una dinastía de propietarios, aparece al comienzo de la narración como un individuo de educación urbana, ajeno por completo al modo de vida llanero. Sin embargo, nació en Apure y allí pasó su infancia, por lo que aún conserva algo del jinete que fueron sus antepasados. La historia de su familia está marcada por la brutalidad y el crimen, ya que su padre José fue capaz de matar a su hijo Félix, hermano mayor del protagonista, pero su trayectoria vital le convierte en la esperanza de una región que necesita domeñar sus impulsos para lograr la prosperidad.

La fuerza del campo aflora ocasionalmente en su conducta y sentimientos, pero siempre está controlada por el hombre de la ciudad, educado en Bogotá, sensible y moderado. Sus ideas sobre el futuro de la hacienda, la modernización de la explotación económica de sus recursos, la educación de Marisela, su fe en la primacía de la ley, reflejan la actitud del autor respecto al papel de la vida rural en el progreso de la nación. Esta ambivalencia es fundamental en el significado de la novela. Por un lado, este personaje no es tan plano como los que aparecen en la novela romántica; por otro, el afán conciliador de ambas tendencias constituye el mensaje central: el orden urbano y la vehemencia natural han de convivir para enriquecerse mutuamente y ennoblecer la nación venezolana con sus acrisolados valores.

Veamos este fragmento como ilustración:

Santos Luzardo contemplaba el animado espectáculo con miradas enardecidas por las tufaradas de los recuerdos de la niñez, cuando al lado del padre compartía con los peones los peligros del levante. Sus nervios, que ya habían olvidado la bárbara emoción, volvían a experimentarla vibrando acordes con el estremecimiento de coraje con que hombres y bestias sacudían la llanura, y esta le parecía más ancha, más imponente y hermosa que nunca, porque dentro de sus dilatados términos iba el hombre dominado por la bestia y había sitio de sobra para muchos.

(página 235 de la edición de Espasa-Calpe)

En Marisela se opera el proceso contrario al de su padre, Lorenzo Barquero. A pesar de ser hija de Doña Bárbara, Santos consigue civilizarla. Refleja las ideas de Gallegos respecto al efecto bienhechor de la educación en la ferocidad agreste de los hijos del desierto.

Lo característico de esta novela es que el autor no toma partido por ninguno de los dos extremos del conflicto, sino que ve posible una integración de ambas. El poder natural del llano no está visto con repugnancia o temor. Santos Luzardo no se avergüenza de sentir tales impulsos. Antes bien, sabe apreciarlos como parte de sus orígenes, de su personalidad, y no son perniciosos mientras permanezcan sometidos al buen sentido. Para Gallegos, tanto la civilización como la barbarie son destructoras si actúan sin juicio. La naturaleza debe aceptar el orden y la ley, mientras que la ciudad debe aceptar los rasgos peculiares de la vida rural. Su deber no es destruir la fuerza salvaje de la selva, en definitiva tan hermosa como inevitable, sino transformarla en beneficio de sus habitantes y de la nación.

En conclusión, Doña Bárbara defiende una combinación de impulsos salvajes y tendencias civilizadoras distintamente americanas. La realidad que Gallegos describe no tiene como modelo moral o social ni a España ni a los Estados Unidos3. Tal vez sea este el motivo por el que la novela ha gozado del aprecio popular desde su publicación. Es cierto, por otro lado, que el estilo novelesco del «mundonovismo» conserva un añejo aroma decimonónico. Es menester, por tanto, despejar la lectura de prevenciones estéticas para apreciar las virtudes de su prosa y el honrado pasatiempo que procuran.

Hato de ganado en el Apure

Hato de ganado en el Apure (www.venezuela.net.ve)

1La obra de Rivera es una referencia inmediata para Rómulo Gallegos. Publicada pocos años antes, La vorágine presenta una visión americanista de la selva colombiana, más descarnada y brutal que la de Doña Bárbara. La comparación de ambas novelas es reveladora, por lo que remitimos al lector interesado al ensayo de Jorge Añez.

2Mujiquita, el sumiso y aterrado ayudante de Pernalete, alude al conchabe entre Doña Bárbara el Presidente de la República. A pesar de esta tapada crítica, el dictador Juan Vicente Gómez alabó el conocimiento de Gallegos sobre la tierra venezolana y sus hombres.

3. Recordemos, a este respecto, que Santos Luzardo llega al llano dispuesto a vender Altamira para instalarse en Europa. Sin embargo, poco a poco descubre que su vida está en los cajones del Arauca.

BIBLIOGRAFÍA:

AÑEZ, Jorge: De la vorágine a Doña Bárbara, Bogotá, Imprenta del Departamento, 1944.

– «Antecedentes de La vorágine y Doña Bárbara», en Doña Bárbara ante la crítica, Manuel Bermúdez (ed.), Caracas, Monte Ávila Editores, 1991.

ECHEVERRÍA, Esteban: El matadero, La cautiva, edición de Leonor Fleming, Madrid, Cátedra, 2004.

GALLEGOS, Rómulo: Doña Bárbara, edición de José Carlos González Boixo, Madrid, Espasa-Calpe, 1990 (Col. Austral,176).

HERNÁNDEZ, José: Martín Fierro, edición de Luis Sáinz de Medrano, Madrid, Cátedra, 2007.

ISAACS, Jorge: María, Madrid, Espasa-Calpe, 2007 (Colección Austral 587).

MERA, Juan León: Cumandá o un drama entre salvajes, edición de Trinidad Barrera, Sevilla, Alfar, 1998.

OVIEDO, José Miguel: Historia de la literatura hispanoamericana, 3. Postmodernismo, Vanguardia, Regionalismo, Madrid, Alianza Editorial, 2001.

SARMIENTO, Domingo Faustino: Facundo, edición de Roberto Yahni, Madrid, Cátedra, 2008.

32 comentarios en “«Civilización y barbarie» en Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos.

    • De verdad que tu comentario refleja tu ignorancia y falta de criterio chica, ¿cómo te atreves a comparar la GRAN NOVELA (OBRA LITERARIA) con ese adefesio que hizo Telemundo. Aparte, que escribes FATAL.

      • Juan Carlos:

        Y tú, ¿qué criterio tienes? Insultas a Natali, pero no dices por qué la telenovela te parece tan mala. Existen muchos argumentos a favor de la novela, pero si tú no tienes ninguno mejor que te calles. Hay muchísimos blogs y foros para insultarse, así que deja el mío tranquilo.
        Además, tú tampoco escribes como Manuel Díaz Rodríguez, precisamente.

      • Natali escribe como mis alumnos, como si estuviera mandando un mensaje textual. ¿Qué le vamos a hacer? Así es la juventud. Por lo menos ha leído la novela. Y si yo entiendo bien, y bien puede ser que no porque después de todo soy gringo y por eso medio pendejo de nacimiento, Natali dijo que la novela es mejor que la telenovela.

      • es verdad, mis estudiantes tambien escriben asi;ESTOY DEACUERDO CON GRINGO, es evidente que el ignorante eres tu! sÒlo corrige y da una critica DESTRUCTIVA Y NO COSTRUCTIVA. O ¿A CASO ERES ESPECIALISTA EN GRAMÀTICA Y ORTOGRÀFIA….?

  1. En efecto, Doña Bárbara es una novela muy buena. Desconozco la telenovela, pero de todas formas no me gusta comparar libros y adaptaciones, puesto que son dos cosas diferentes. Está claro que una película no puede sustituir los matices y las posibilidades expresivas de una novela, pero tiene las suyas propias y, si las utiliza con juicio, es tan digna como la obra original.
    Por ejemplo, no tiene sentido comparar «El tercer hombre» con la película de Welles. Ambos son notables y no faltará quien prefiera la película.
    Lo que sí te recomiendo es que veas la película protagonizada por María Félix. Se puede encontrar en Youtube y es estupenda.

    • Está muy bien la telenovela.A mi me ha encantado,principalmente porque actuan mis actores preferidos:
      Christian Meier,Santos Luzardo;Edith Gonzales,Bárbara Gueimarán;y Génesis Rodriguez,Marisela Barquero,que es la hija del cantante ‘El Puma'(Jose Luis Rodriguez).
      No conozco la novela,pero a pesar de ello,estoy segura de que no estará nada mal.
      A.Hernández, estoy de acuerdo contigo en lo de comparar libros con adaptaciones.Supongo que te refieres a comparar novelas con telenovelas.
      Por sierto,la música de la telenovela,que es de Estela Díaz, también está bien,me sé ya sus canciones.Soy una aficionada a las telenovelas.XD.

      • Cande,

        en efecto, la novela no está nada mal. Lo que podrías hacer es ver la película con María Félix, que está entera en Youtube, y después intentar leer la novela.
        Gracias por tu comentario.

    • Tienes razón, el personaje de Doña Bárbara es de una prityez perturbadora. Santos Luzardo me resulta un poco más mecánico, pero aún así se trata de una lectura formidable que recomiendo a cualquiera.

  2. EU ESTAVA GOSTANDO MUITO DE ASSISTIR ESTA NOVELA A HISTÓRIA É LINDA OS PERSONAGENS ERAM ERAM OTIMOS E AS PAISAGENS LINDAS. OBRIGADA

    • Doña Bárbara e uma coisa muito linda muito chena de graça. Al final de la novela, la protagonista odia a Santos y a Marisela. Sabe que nunca podrá seducir al hombre y se apresta, rebozada por la noche, a asesinar a su propia hija. Sin embargo, Doña Bárbara se ve a sí misma en la joven, y ve en su historia de amor con ese hombre la suya que no fue. Santos es para Marisela lo que Asdrúbal era para ella, y finalmente renuncia al inefable crimen. En el enigmático episodio final, Doña Bárbara se adentra en la noche del llano para morir una muerte simbólica. Ella, la encarnación salvaje y sensual de la tierra, vuelve a la naturaleza y se deja abrazar por su fuerza telúrica. Doña Bárbara muere, pero el llano permanece.
      Pero, ¿de verdad muere Doña Bárbara? Poco importa. Lo esencial es que el orden y la civilización pueden triunfar sin amputar en la persona lo agreste y bello de la naturaleza.

      • pues en realidad creo que deberia existir una segunda parte en doña barbara se quede con santos y marisela se consiga otro porque al final doña barabara amo primero a santos y no es justo que una hija le quite el novio a su madre y pues para todo hay re4medio en esta vida y la doña se puede vover buena

      • Lina,

        planteas en tus comentarios un aspecto central de la novela, puesto que el final de la protagonista tiene que ser coherente con el mensaje. Si Doña Bárbara se arrepiente de su pasado, se regenera y la vemos en una segunda parte como esposa amante y madre de familia, toda la fuerza de la novela que conocemos se echa a perder.

        Date cuenta de que no estamos hablando de personas, que pueden cambiar, llevar una nueva vida, etc., sino de personajes literarios que representan unas ideas. Doña Bárbara muere de esa manera porque es la encarnación de la pujanza irresistible del llano que, para el autor, ha de ser dominada por la razón. Al final de la novela ella se da cuenta del poder bienhechor del amor, pero la regeneración obra en su hija Marisela. Esta niña, por otro lado, no le está quitando el novio a nadie, sino que se transforma en la persona sensible y hermosa que pudo ser su madre, si la vida no la hubiera maltratado.

      • A. Hernanez,

        Estoy completamente de acuerdo con tu ultimo comentario. Marisela nunca le quito el novio a su madre, puesto que jamaz en la obra literaria de Romulo Gallegos se presenta a DB como novia de SL.

        Ademas de que los sentimientos de esta por el eran simplemente admiracion, porque ningun otro hombre habia sido capaz de enfrentarla. Como tu ya has dicho Marisela es el ejemplo de lo que su madre pudo haber sido si su amor Absdrubal hubiece sobrevivido.

        La Telenovela fue una adaptacion completamente diferente a la novela, pero si representa a cada personaje como es, aunque se hallan cambiado aspectos como el de DB y SL, cuando en la novela solo eran los deseos de DB en la telenovela todo se cambio a que SL le respondio igualmente a ella. Estos pequeños detalles no cambian absolutamente nada de la novela original si se ve desde un punto de vista positivo.

        Sin embargo, el que lo compare desde un punto de vista negativo y no acepte ciertos cambios se llevara la sorpresa de contradecir absolutamente todo al respecto con la telenovela.

  3. en verdad creo que la novela esta super linda pero creo que la protagonista deberia terminar casandoce con santos marisela conseguirse otro muchacho y que todo terminara bien bonito pues por primera vez la novela es distinta la protagonista no es buena y sonsa como las otras. al contrario esta llena de rencor y odio . pero en fin creo que deberia existir una segunda parte tal vez ¿no?. pues doña barabara es mala pero en realidad se puede volver buena pero que este autor quiso tener una diferente pespectiva

  4. Hola, yo soy estudiante de literatura en el estado de chihuahua, he leido doña barbara para mi clase de modelos literarios de narrativa hispanoamericana y me alegra darme cuenta de los puntos que tenemos en común con respecto de la novela, te agradezco esta publicación porque me ayuda a reforzar mi análisis sobre la obra, muchas gracias en serio.
    Saludos.

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  6. En realidad creo que Rómulo Gallegos es un escritor que tiene una virtud muy envidiable, la novela Doña Bárbara – una obra excelente – es de mis preferidas, la he leído muchas veces, con respecto a la novela de Telemundo me reservo el comentario, por respeto. Creo que tienen escritores con mucho talento como para que le den ese prestigioso nombre a su producción, le hubieran dado otro contexto, de todas maneras hubieran triunfado en el proyecto y no desfasarían la prestigiosa obra. Soy fanático de la vida en los llanos, seguramente porque mi familia es de tradición ganadera.

  7. Muchas gracias por tu análisis. Soy un estudiante español de Literaturas Hispánicas y tenía que comparar el conflicto civilización-barbarie entre ‘Doña Bárbara’ y ‘Un viejo que leía novelas de amor’, y tu artículo me ha ayudado mucho a aclarar mis ideas.

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